miércoles, 10 de marzo de 2010

Vuelvo.

Hoy retomo esta pasión, ese vicio que abandoné el día que descubrí que había subido a la luna contigo tan mágica y rápidamente; para después hallarme sola ahí, sin saber cómo poder bajar, sin entender por qué no te podía olvidar, por qué mi corazón llegaste a ocupar y en todo mi ser habitar. Y aún te recuerdo varias veces al mes, un par de días a la semana; por qué no decirlo, en diversos momentos del día estás presente. Sin embargo, y aunque pueda parecer extraño, a veces me pongo a pensar si lo que sentí, lo que sentimos, fue real. Nuestra historia no iba a ser contada, y sin querer, terminamos confesándosela a la misma persona.

Fueron meses efímeros, breves días en los que nos veíamos. Mis tareas, tus maquetas, mi trabajo, tu ciudad; factores que no ayudaron a que esto creciera, imagínate si hubiéramos tenido más tiempo para estar juntos, el dolor no hubiera aparecido, o por lo menos no de la forma en la que pasó todo. La confusión fue demasiada, tus silencios, tus coartadas, nada encajaba. Esta madrugada puedo hablar de esto mientras tengo una sonrisa dibujada, con esta sensación de tranquilidad por saber que estás con alguien que te ama; al principio no fue fácil, alejarme de nuestro mundo, de ese mundo que empezabas a crear para mí; ver como todos esos colores que pusiste en él iban desvaneciéndose hasta llegar a escala de grises.

No encontré otra salida y decidí huír, sí, huí de esta realidad y no quería volver jamás; no quería seguir llorando un mar de confusión que nunca se iba a secar, porque mi corazón no entendía nada, porque la razón sabía que mi historia iba a terminar sin poder saber la verdad. Mentiste, no lo puedes negar más, no sé por qué lo hiciste, y ya no te lo voy a preguntar; tal vez creíste que tu engaño no se iba a descubrir, querías tomar valor para que yo lo supiera algún día, pero mi curiosidad hizo que descubriera todo antes de que pudieras siquiera llegar a pensar en cómo justificar las acciones de tus manos, esas manos que me acercaron a tus labios para darnos aquel último beso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario