sábado, 27 de octubre de 2012

Dos meses menos un día

Y sólo me queda el ver nuestras fotos y llorar... no encuentro algo más qué hacer con todo este sentimiento de tristeza y desilusión que sigues creando en mí a pesar de ya no estar conmigo. Cada día me pregunto cómo pude estar contigo y no darme cuenta cómo eras en realidad, afortunada o desafortunadamente ya no estamos juntos, y aunque me duele, te extraño un chingo y quisiera abrazarte fuertemente durante horas, sé que no pasará.

Y este 5 de diciembre será muy difícil, pero no tanto cómo lo fue el 18 de septiembre, cuando me di cuenta que tenía un mes sin vivir contigo, y empezaste a hacerme falta.


Casi dos meses sin dormir contigo, casi dos meses sin que cuidaras de mi, sin desayunar, comer ni cenar juntos, casi dos meses desde que decidiste que habían cosas más importantes en tu vida, y también casi dos meses desde que fuiste a hablar mal de mí ante otras personas y después volviste a verme, besarme y sonreírme como si no hubiese pasado nada.



Y es que se suponía que la que ya no podía seguir en escena era yo, pero nunca me di cuenta que el papel estelar lo tenías tú.

martes, 16 de octubre de 2012

-¿Lo extrañas?

Que si te extraño, me preguntó.
Y sinceramente no supe qué responderle, porque hace unos días estaba muy segura de no querer saber nada de ti, y mucho menos pensar en que podrías llegar a hacerme falta.
Muchos intentos fallidos de volver a escribir en este sitio porque el post anterior siempre me detenía, trayendo recuerdos a mi mente, haciéndome miles de preguntas que aún al día de hoy no he contestado.

Y he llegado a la conclusión de una respuesta, que aún no comprendo del todo, pero en resumen y en este momento puedo asegurar que estoy extrañando.

Extraño despertar y acostarme a dormir sabiendo que hay alguien junto a mí.
Recuerdo mis ataques de asma, hipoglucemias, y ataques de ansiedad por la madrugada, en los que tenías que dar mil vueltas para que yo pudiera estabilizarme, y saber que te quedarías velando mi sueño hasta ver que en realidad estuviera bien.
Extraño tomar decisiones sobre lo que desayunaríamos, o haríamos de cenar; hacer la agenda para todos los días, y apuntar miles de cosas en las libretas de Hello Kitty que siempre andaba de un lado a otro.
Te recuerdo haciendo los quehaceres de la casa, limpiando el tazcalate explosivo, comprando cosas para una despensa que nunca existió.

Es extraño tener esta sensación, quizá no de extrañarte, pero si de a veces no recordar que ya no estás aquí, y que nada de lo que antes dije volverá a pasar, no contigo. De despertar y darme cuenta cada mañana que estoy sola, de tener que aprender a volver a llevar mi vida sin ayuda de nadie, de tener que recordar mis propias cosas y hacerme responsable nuevamente, como era antes de que aparecieras tú.
Es extraño que espere de alguien más algo que tú hacías de alguna forma en especial, a mi manera; esa manera tan peculiar, extraña y complicada de vivir y querer que todo sea.

Creo que fuiste lo que yo quise que fueras, aunque sinceramente en el trayecto, yo dejé de ser quién era, y me volví lo que tú querías que yo fuera. Nuestro juego jugó con nosotros al final, y no quiero involucrar a nuestros sentimientos en esta ocasión, porque solamente nosotros sabemos lo que llegamos a sentir; cuándo empezamos y cuándo dejamos de hacerlo.

¿Te extraño?, no lo sé exactamente, sólo sé que la costumbre y el recuerdo se están divirtiendo poniéndome a dudar, y no pudiendo responder lo que en otra ocasión, o con otra persona podría haber contestado inmediatamente y con esa seguridad con la que dejé de vivir durante nueve meses, pero ahora quiere volver a mi lado.